viernes, 4 de diciembre de 2015

EsLOVEnia



Servus! 



Antes de llegar a Austria, debo reconocer que no situaba en un mapa los siguientes países: Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Croacia y República Checa. Sabía más o menos dónde quedaban, pero no conocía sus fronteras, capitales ni dimensiones. Y es que, ¿dónde empieza y acaba Europa central? ¿Y Europa del este? Sin embargo, en cuanto aterricé en Klagenfurt me di cuenta de la gran mezcla de culturas que existen en esta parte del mundo y también de las ganas que tengo de conocerlas todas. 

La semana pasada tuve la oportunidad de conocer, brevemente, el pequeño país que limita al sur con mi nuevo hogar: Eslovenia. Aprovechando que mi amigo Kevin vino a visitarme, hicimos un par días por aquí cerca y después cogimos un tren directo a Maribor, Bled y Liubliana, la capi. De la primera escribiré algo, pero simplemente para recomendar que NO vayáis. 

Por cierto, ya ha llegado el puto invierno. Este frío ya me está cansando y los lugareños sólo me confirman lo que yo ya sabía: se va a poner peor. 

Días 1 y 2: 

Aquí en Klagenfurt no hay demasiado para ver, la verdad, pero tenemos un peaso de lago (por algo se llama Klagenfurt am Wörthersee) que es una maravilla. Así pues, tras un primer día de relax y de conocer la ciudad, ni cortos ni perezosos alquilamos unas bicis y nos fuimos a darle la vuelta a los 55km de lago. 


Un frío del copón

Esa noche había caído la primera nevada, como podéis ver en la foto, y quizá el tiempo no fuera el mejor, pero bueno, algo había que hacer. A pesar de que reventamos una rueda, rompimos dos reflectantes, casi morimos atropellados varias veces,  no pudimos parar a comer decentemente y volví a casa con hipotermia, conseguimos el objetivo y vimos unos paisajes preciosos. Ese día acabó con un glühwein bien calentico, un buen filete y, debido a la cantidad de gente con la que tuvimos que hablar para volver a casa sanos y salvos, la sensación de haber hecho un curso intensivo de alemán. 

Es un buen lugar para irse a olvidar.

Día 3: Maribor

Yo creo que Maribor no debe ser tan horrible. En serio. Se ve que se juntó el día nublado, el puto frío, la ausencia de viandantes y/o turistas y el ir cargados con las maletas. En fin, es un lugar al que no volvería. 

El mayor atractivo turístico de la ciudad.


El día se salvó con las luces de Navidad, una buena pizza y un karaoke rock lleno de eslovenos cantando Guns and Roses, ACDC y Madonna. 

Día 4: Bled

Ay, Bled. 
Que os voy a contar que no os transmita la siguiente foto: 

Ojstrica view point


Este pequeño pueblo del norte de Eslovenia se ha llevado el premio “Lugares con encanto para Juanan” de 2015. Estamos en invierno, así que a las 4 de la tarde ya es de noche, no me quiero imaginar este sitio en verano. Vaya puestas de sol debe haber. El principal atractivo de Bled es, evidentemente, el lago. No es muy grande, de hecho, se le puede dar la vuelta caminando en apenas hora y media, pero la verdad es que encandila, tanto de día como de noche. 

Recomendaciones personales: 
- Ojstrica view point: hay que subir unos 15/20 minutos, pero merece la pena.

Lo único es que llegar a Bled con transporte público es bastante difícil. Con coche mucho mejor, as usual.


Día 5: Liubliana

Bastante guay. Como os digo, antes de venirme a Austria no estaba muy seguro de cómo serían todos estos países y la verdad es que con el tren pasamos por algunas zonas que parecían estar bastante descuidadas, pero Liubliana me sorprendió gratamente. Sólo pudimos estar unas seis horas, pero en ese tiempo descubrí una ciudad moderna a la par que tradicional, con edificios que recuerdan a los clásicos italianos y ambiente muy alegre en las calles. Si bien es cierto que no hay ningún monumento que destaque por su espectacularidad, dar un paseo por el centro resulta muy agradable. 



De camino a Klagenfurt en el autobús nos pararon en la frontera para efectuar el control de pasaportes anti-refugiados, por lo que le pude entender al policía de turno. 

¡Hasta aquí mi viaje a Eslovenia! La visita a Maribor no pienso repetirla, pero a Bled...a Bled habrá que volver a ir cuando el tiempo mejore. 

¡Saludos!