miércoles, 15 de junio de 2016

Adiós, Klagen, adiós.


  




Es ist vorbei! It’s over! C’est fini! ¡S'acabao!

En el idioma que sea, el caso es que esta experiencia ha llegado a su fin y, como no podía ser de otra forma, tenía que publicar una reflexión al respecto. Vamos con la (muy probablemente) última entrada de este blog. 

No voy a complicarme la vida, así que ahí va una lista de cosas que voy a echar de menos y otra de las que no. Estas listas pueden leerse como aspectos positivos y negativos, puntos fuertes y débiles de vivir en Klagenfurt, cosas guays y no tanto o, por hacerlo simple, cosas que me han gustado y cosas que no. 

Empecemos por lo malo: 


  •        El clima de noviembre a abril (y parte de mayo): viento, nieve, lluvia y, sobre todo, niebla.
  •        El dialecto “Kärntnerisch”, especialmente cuando la gente no te habla otra cosa. 
 
  •      Vivir en una casa de locos: lo que prometía ser una compañera genial se convirtió en Mr. Hyde conforme pasaban los meses.
  •       Las fotocopias a 40 céntimos.
  •       La burocracia austríaca: digamos que los funcionarios de la Hacienda carintiana no tienen mucho interés en ayudarte.
  •      Las pintas a 4 euros: hay que saber dónde ir para conseguir algo más barato.
  •     El racismo y las miradas “inquisidoras” de la gente mayor de la ciudad.


Ahora que ya me he quitado ese peso de encima puedo ponerme con LO BUENO, que no es poco.

  •   La naturaleza: las montañas nevadas en invierno y el lago cuando llegó el calor. 
 
Silbersee (Villach)

 
  •  La oportunidad de hablar español, inglés, francés y, por supuesto, alemán cada día.
  •   Los buses con wifi.
  •   El acento carintio: con sus oes, sus úes...
  •   El sueldo de auxiliar.
  •   Los ocho (sí, ocho) contenedores de reciclaje.
  •   Los vecinos eslovenos y croatas que “siempre saludaban”.
  •   Pagar con tarjeta en cualquier sitio y sin importar, valga la redundancia, el importe.
  •  Las sopas de Benediktinermarkt.
  •   Mis alumnos. 
1º de BAT


Como siempre pasa al acabar una experiencia en el extranjero, hay que hacer balance. 

Fui a Austria con un objetivo muy claro: aprender alemán y ver si me gustaba lo de ser profesor. Qué iluso al pensar que eso iba a ser lo mejor que me iba a llevar de este lugar. Al final, como viene siendo habitual, lo que más te llena una vez abandonas un lugar son las personas que has conocido. Profesores, compañeros, conocidos y también alumnos que poco a poco has ido conociendo y que, mirando atrás, te das cuenta que vas a echar de menos. 

Este año enseñando español en Carintia ha sido de todo menos fácil (idioma, problemas en casa, clases, clima, distancia, etc.), pero como reza una de las postales que colgaban en el baño de mi casa de allí: “If it doesn’t challenge you, it doesn’t change you”. A mí me ha cambiado. 

Le he pasado mal y lo he pasado bien, ha habido grandes momentos y otros no tan memorables, pero sobre todo he aprendido: 

  •   Que en una clase, el respeto no está reñido con la diversión. Que el aprendizaje puede coexistir con la risa.
Alumos de selectividad.

  •   Que lo más importante para entenderse (tanto en el plano lingüístico como en otros) es querer entenderse. 
  •  Que no es mejor profesor el que más sabe ni el más serio, sino el que consigue que los alumnos vengan a clase con una sonrisa y los ojos bien abiertos. 
  • Por último, a derribar TODOS los estereotipos.
Por todo esto y mucho más valoro esta experiencia muy positivamente y le recomendaría pedir esta beca a todo el mundo. Eso sí, no va a ser un camino de rosas.


domingo, 13 de marzo de 2016

SPRACHMANIA 2016



¿Y esto ahora? ¿Qué es esto de ‘Sprachmania’? Hoy escribo sobre una de esas cosas que ojalá hubiera en España. No, no estoy hablando de un Gobierno decente ni tampoco de un himno con letra, aunque tampoco creo que fuera mucho pedir. 

¡El Sprachmania es un concurso de idiomas! Un concurso que se celebra cada año desde hace cinco, si no me equivoco, y en el que los mejores estudiantes de cada instituto compiten por ser los mejores en inglés, francés, italiano, español y ruso. 

Hay una primera fase a nivel regional y el ganador de cada idioma y región viaja a Viena al concurso nacional un mes más tarde. Como en Austria hay nueve estados (en alemán: Bundesländer), en la fase nacional hay nueve participantes por cada idioma. En total 45 alumnos de secundaria.

*NOTA: no pueden participar alumnos cuya lengua materna sea el idioma en cuestión, ni tampoco aquellos que hayan pasado más de tres meses estudiando en un país donde se hable dicho idioma o estudien en colegios bilingües. Justo, ¿no?


CONCURSO

En Austria los organiza todo el WIFI (Instituto de Formación Continua de la Cámara de Comercio). Los estudiantes no tienen que pagar nada y, del mismo modo, las personas nativas que ejercen como jurado tampoco reciben ningún tipo de remuneración. Entre los miembros del jurado hay profesores de universidad y de instituto, miembros de asociaciones internacionales y hablantes nativos que quieren aportar su granito de arena. Todos voluntarios como ya he dicho. Por su parte, el WIFI cede las instalaciones y es el principal patrocinador del evento. 


  • Primera fase

Los alumnos ven un vídeo relacionado con el tema de ese año y posteriormente discuten por parejas con un moderador durante 8-10 minutos. En el caso de español era la interculturalidad y pusieron un vídeo sobre los pinchos en Santiago de Compostela. 




  • Segunda fase:

Tras una pausa, los tres mejores de cada idioma, elegidos por el jurado, participan individualmente en un ‘role play’ con el moderador (a la española, un diálogo ficticio sobre un tema. Y por eso se usa ‘role play’, amigos.). Esta prueba dura entre 3 y 4 minutos. En español el alumno quería ir a una fiesta, se lo decía a su abuelo y éste se ofrecía a ir con él. Discutir, vamos.

Puede parecer un poco tonto, pero no es una situación fácil a un nivel A2 como tenían los alumnos. En francés e italiano tenían nivel B1 y en inglés B2, aunque, como a estos concursos suele venir lo mejor de cada casa, yo diría que estaban por encima de B2. 

En cuanto a los premios, a nivel regional eran 20 euros, diccionarios y un par de detalles. No gran cosa; sin embargo, el ganador a nivel nacional se lleva un curso de idiomas de un mes en el extranjero para seguir aprendiendo el idioma. No se me ocurre mejor manera de promocionar el aprendizaje de lenguas. 


Una reflexión personal (como si el resto no fuera mi opinión, ¿sabes?)

A veces nos preguntamos por qué en España el nivel de idiomas es tan bajo, ¿no? Criticamos que hay demasiados alumnos en las clases, que sólo nos enseñan gramática, que los profesores no hablan inglés en las clases, etc. En mi opinión, todas estas cosas son ciertas, pero no son las únicas causas del bajo nivel de nuestro país. 

De mi etapa en el instituto recuerdo que las universidades organizaban las llamadas “Olimpiadas” de matemáticas, física y química y biología, además de competiciones deportivas. ¡Incluso de latín! ¿Y los idiomas modernos? ¿Dónde están el inglés, el francés y el alemán? Antes teníamos las Becas MEC, pero ahora...

¿Hay foto más típica?


Puede que estos concursos de idiomas no sean la causa del alto nivel de Austria, pero al menos ofrecen una motivación para aquellos alumnos con interés en aprender idiomas extranjeros. Es algo que algunos no tuvimos en su momento y que potenciaría la voluntad de mejorar en esta asignatura pendiente. 

Por último, no puedo terminar sin decir que mi candidata de español ganó en Carintia y participará en abril en la fase nacional en Viena. No hay posibilidades de ganar, pero es una experiencia única de conocer gente, motivarte, viajar y ver cuál es el nivel de los demás, ¿no creéis? 

Yo creo que sí. 

domingo, 21 de febrero de 2016

¡Viva Colonia!



Da simmer dabei ! Dat es prima! VIVA COLONIA!
Wir lieben das Leben, die Liebe und die Lust
wir glauben an den lieben Gott und hab auch immer Durst



¡Siempre dispuestos! ¡Esto es genial! ¡VIVA COLONIA!

Nos encanta la vida, el amor y pasarlo bien.

Creemos en Dios y siempre tenemos sed.



Estos versos corresponden al estribillo de la canción más escuchada y pegadiza de uno los carnavales más importantes de Europa, junto con Venecia y Tenerife, por supuesto. Creo que no hay ni una sola palabra de estos tres versos que no sea verdad. Se nota que estos alemanes son gente honrada y sincera (sic). No mienten ni en las canciones y, además, tienen mucho estilo para decir que les encanta emborracharse. En España no nos gustan tanto las metáforas y vamos directos al grano cuando cantamos eso de:

“Alcohol, alcohol, alcohol,
hemos venido a emborracharnos
y el resultado nos da igual”.

Como podéis imaginar la semana pasada me dejé caer por esta ciudad alemana de cuyo carnaval espero siempre acordarme. Fueron 3 días intensos (sobre todo de intenso mal tiempo) donde la Kölsch, las Bratwurst, los disfraces y las miradas sospechosas de los nativos teutones no brillaron por su ausencia. 

Salí del aeropuerto de Klagenfurt (sí, tenemos aeropuerto aunque solo vuele a cuatro o destinos) en un placentero y soleado domingo de febrero y aterricé en la capital del viento helado y los cielos cubiertos para pasar 3 días con mi buen amigo @Rayogarcía

La primera idea que a todos nos viene a la cabeza al pensar en Colonia, corregidme si me equivoco, es la Catedral (der Dom), esa puta bestialidad de edificación gótica en torno a la cual se organiza el casco urbano y, en febrero, el carnaval. También el famoso puente Hohenzollern sobre el cual sólo circulan trenes, tranvías y peatones. Nunca había visto un puente sobre el que no pudieran circular coches, pero me parece una idea estupenda. 


De verdad, flipante.


Sin embargo, y, aunque no es la ciudad más bonita del mundo (ni de Alemania), el  casco histórico está formado por calles empedradas, edificios antiguos con finalidad desconocida y fachadas muy bonitas. Típico de las ciudades centroeuropeas y que a mí personalmente me gusta mucho. Quizá no para visitarlo y hacer fotos, pero sí para pasear en un día de buen tiempo por Heumarkt (dónde nos quedamos a dormir en un Airbnb/hostal de chinos/tapadera de drogas muy chulo), Altenmarkt, Neumarkt, la ribera del río e incluso atravesar la Estación Central (Hbf) hacia Agnesviertel. En este último barrio, como pudimos comprobar Yeray y yo en nuestro último día en Köln se encuentra el jardín botánico, que debe ser precioso si no te cae un chaparrón encima, también un par de iglesias y una de las puertas de la ciudad. Por otro lado, es mucho más barato que el centro.

En febrero no está tan bonico.

Volviendo al carnaval y a los verso de antes. El Carnaval (Fasching) de Colonia se celebra en febrero y, aunque el día grande es el Rosenmontag (Lunes de Carnaval), el resto de días también hay mucho ambiente y gente disfrazada. En este lunes tan famoso tiene lugar uno de los desfiles más largos que he visto en mi vida. Tan largo es que ni siquiera pudimos verlo acabar. Como en cualquier desfile de carnaval (también conocido como charanga), en el Rosenmontag hay diferentes comparsas o asociaciones que desfilas entre la multitud exhibiendo sus emblemas y carrozas y repartiendo dulces. Solo hay una sutil diferencia, y es que en Colonia tiran a dar. Y no hablo de caramelicos, no, esta gente no se anda con chiquitas y lanzas barritas de cereales, chocolatinas, chupachups e, incluso, cajas de dulces enteras más grandes que una mano. Así que tenedlo claro: al Rosenmontag, con casco. En las carrozas se podían ver imágenes que recordaban mucho a la sátira de las fallas de Valencia. Hitler y Merkel tuvieron su momento. 
 
Hitler-Pulpo.

El dios Tsipras.


En otro orden de cosas volvamos a la canción del inicio. Vamos por partes y empecemos por el final de los versos.

“Siempre tenemos sed”
Correcto. Como buenos alemanes, en Colonia la gente bebe que da gusto verlos. No sé si será por hacerse los chulos, pero a las 10 de la mañana ya había gente con una cerveza en la mano haciendo cola para comprarse otra. Hay tres opciones para beber cerveza en Colonia:

1 - Comprar en el super y hacer botellón, ya que en Alemania está permitido. Además, si luego devuelves las botellas/latas te dan dinero (Pfandflasche). Bueno, mejor dicho, te devuelven el que habías pagado por ella.

2 - Kiosks: 24h con precios asequibles. Hay uno en cada esquina.

3 - Kölsch: esta es la cerveza típica de aquí y comparte nombre con el dialecto de la zona. Tienen unos vasos especiales de 0,2l.Como de cubata pero mal.

“Creemos en Dios”
A quemar al chiquillo.
Correcto. O eso parece. El día 9 a medianoche llevan a cabo una ceremonia de purificación de los pecados en la que QUEMAN A UN NIÑO. Bueno, un muñeco con forma de niño que simboliza los pecados cometidos durante el carnaval. La idea es: haced lo que os dé la gana esta semana, total luego quemamos al crío y ya está. 

"Nos encanta la vida, el amor y pasarlo bien"

Es innegable que la gente disfruta en Colonia. Las calles de la ciudad están repletas de colores, disfraces, sonrisas y canciones. No hay un momento en el que no haya un desfile, batucada o grupo de borrachos animando el ambiente.
Así que, lo dicho 

¡QUE VIVA COLONIA!


Tips:
Subir a la torre no merece mucho la pena. Entrar en la catedral sí.
Cruzad el puente. La vista mola y dicen que hay buena vista desde la ultima planta de un hotel.
Desayuno: Backwerk, Rewe to go, Yorma’s. Por menos de 2€.
Descargad la APPde transporte.