¿Y esto ahora? ¿Qué es esto de
‘Sprachmania’? Hoy escribo sobre una de esas cosas que ojalá hubiera en España.
No, no estoy hablando de un Gobierno decente ni tampoco de un himno con letra,
aunque tampoco creo que fuera mucho pedir.
¡El Sprachmania es un concurso
de idiomas! Un concurso que se celebra cada año desde hace cinco, si no me
equivoco, y en el que los mejores estudiantes de cada instituto compiten por
ser los mejores en inglés, francés, italiano, español y ruso.
Hay una primera fase a nivel
regional y el ganador de cada idioma y región viaja a Viena al concurso
nacional un mes más tarde. Como en Austria hay nueve estados (en alemán: Bundesländer), en la fase nacional hay
nueve participantes por cada idioma. En total 45 alumnos de secundaria.
*NOTA: no pueden participar
alumnos cuya lengua materna sea el idioma en cuestión, ni tampoco aquellos que
hayan pasado más de tres meses estudiando en un país donde se hable dicho
idioma o estudien en colegios bilingües. Justo, ¿no?
CONCURSO
En Austria los organiza todo el
WIFI (Instituto de Formación Continua de la Cámara de Comercio). Los
estudiantes no tienen que pagar nada y, del mismo modo, las personas nativas
que ejercen como jurado tampoco reciben ningún tipo de remuneración. Entre los
miembros del jurado hay profesores de universidad y de instituto, miembros de
asociaciones internacionales y hablantes nativos que quieren aportar su granito
de arena. Todos voluntarios como ya he dicho. Por su parte, el WIFI cede las
instalaciones y es el principal patrocinador del evento.
- Primera fase:
Los alumnos ven un vídeo
relacionado con el tema de ese año y posteriormente discuten por parejas con un
moderador durante 8-10 minutos. En el caso de español era la interculturalidad
y pusieron un vídeo sobre los pinchos en Santiago de Compostela.
- Segunda fase:
Tras una pausa, los tres mejores
de cada idioma, elegidos por el jurado, participan individualmente en un ‘role
play’ con el moderador (a la española, un diálogo ficticio sobre un tema. Y por
eso se usa ‘role play’, amigos.). Esta prueba dura entre 3 y 4 minutos. En
español el alumno quería ir a una fiesta, se lo decía a su abuelo y éste se
ofrecía a ir con él. Discutir, vamos.
Puede parecer un poco tonto,
pero no es una situación fácil a un nivel A2 como tenían los alumnos. En
francés e italiano tenían nivel B1 y en inglés B2, aunque, como a estos
concursos suele venir lo mejor de cada casa, yo diría que estaban por encima de
B2.
En cuanto a los premios, a nivel
regional eran 20 euros, diccionarios y un par de detalles. No gran cosa; sin
embargo, el ganador a nivel nacional se lleva un curso de idiomas de un mes en
el extranjero para seguir aprendiendo el idioma. No se me ocurre mejor manera
de promocionar el aprendizaje de lenguas.
Una reflexión personal (como si el resto no fuera mi opinión, ¿sabes?):
A veces nos preguntamos por qué
en España el nivel de idiomas es tan bajo, ¿no? Criticamos que hay demasiados
alumnos en las clases, que sólo nos enseñan gramática, que los profesores no
hablan inglés en las clases, etc. En mi opinión, todas estas cosas son ciertas,
pero no son las únicas causas del bajo nivel de nuestro país.
De mi etapa en el instituto
recuerdo que las universidades organizaban las llamadas “Olimpiadas” de
matemáticas, física y química y biología, además de competiciones deportivas.
¡Incluso de latín! ¿Y los idiomas modernos? ¿Dónde están el inglés, el francés
y el alemán? Antes teníamos las Becas MEC, pero ahora...
¿Hay foto más típica? |
Puede que estos concursos de
idiomas no sean la causa del alto nivel de Austria, pero al menos ofrecen
una motivación para aquellos alumnos con interés en aprender idiomas
extranjeros. Es algo que algunos no tuvimos en su momento y que potenciaría la voluntad de
mejorar en esta asignatura pendiente.
Por último, no puedo terminar
sin decir que mi candidata de español ganó en Carintia y participará en abril
en la fase nacional en Viena. No hay posibilidades de ganar, pero es una experiencia
única de conocer gente, motivarte, viajar y ver cuál es el nivel de los demás,
¿no creéis?
Yo creo que sí.